miércoles, 30 de octubre de 2024

¿Está en riesgo tu privacidad con la Directiva UE de Transparencia Salarial?

Descubre cómo la Directiva Europea de Igualdad Salarial podría afectar tu derecho a la intimidad y cambiar la dinámica en el entorno laboral.

La Directiva (UE) 2023/970, que entra en vigor en 2026, exige transparencia salarial para garantizar la igualdad retributiva entre hombres y mujeres por un trabajo de igual valor. Aunque la medida busca reducir la brecha salarial de género, plantea un dilema: ¿puede esta transparencia vulnerar el derecho a la privacidad de los trabajadores en el sector privado? La conciliación entre ambos valores —igualdad y privacidad— es fundamental para comprender los efectos de esta normativa.

La Directiva (UE) 2023/970 se fundamenta en el principio de igualdad retributiva entre hombres y mujeres, uno de los valores esenciales de la Unión Europea. En esencia, la normativa exige que todas las empresas de la UE cumplan con medidas específicas para asegurar que los salarios no presenten diferencias injustificadas por razones de género. Entre estas medidas se incluyen la obligatoriedad de publicar la banda salarial en los procesos de selección y el derecho de los trabajadores a solicitar a las empresas que aporten información sobre su nivel retributivo individual y sobre los niveles retributivos medios, desglosados por sexo, para las categorías de trabajadores que realicen el mismo trabajo o un trabajo de igual valor al suyo, lo que eventualmente les permitirá conocer los salarios de sus compañeros que realizan un trabajo similar. Aunque las empresas pequeñas (de menos de 100 trabajadores) tendrán más tiempo para adaptarse, todas las empresas con más de 100 empleados deberán implementar estas medidas sin excepción.

El objetivo primordial de esta Directiva es promover una transparencia que favorezca la igualdad de género en el ámbito salarial, buscando reducir la brecha salarial histórica entre hombres y mujeres. Este bien jurídico –la igualdad retributiva– es el eje de la Directiva y la razón por la que se establecen mecanismos estrictos de cumplimiento. Sin embargo, surgen interrogantes sobre el equilibrio entre este bien jurídico y el derecho individual a la privacidad, que también es un derecho protegido en el ámbito europeo.

Dos empresarios, enterados de la Directiva, me consultaron recientemente por la posibilidad de que este deber de transparencia salarial afecte la privacidad de sus empleados. Del mismo modo, el directivo intermedio de una mediana empresa me expresó su incomodidad ante la idea de que sus colegas puedan conocer su salario exacto. Aunque es partidario de la igualdad salarial, teme que su información salarial pueda ser empleada indebidamente o que afecte sus relaciones profesionales. Estas preocupaciones reflejan la complejidad de implementar esta Directiva en la práctica.

La transparencia salarial puede percibirse como una restricción al derecho de privacidad de los empleados y la cuestión principal radica en si esa restricción es justificada y proporcionada. Desde una perspectiva de derechos fundamentales, toda limitación debe ser cuidadosamente evaluada, especialmente en un ámbito tan sensible como la información salarial, que revela aspectos personales y profesionales. Aunque la Directiva persigue un fin aparentemente loable, obligar a las empresas a que divulguen salarios en ciertos casos corre el riesgo de ser percibida como una invasión de la privacidad, si no se define claramente quién accede a estos datos y con qué objetivo. Esto es especialmente relevante en el ámbito privado, donde la transparencia podría desincentivar la competencia y la negociación salarial, elementos que son fundamentales para el desarrollo individual y profesional. Alternativas como auditorías salariales o controles internos pueden proteger la igualdad sin comprometer la privacidad individual, y propiciar una transparencia que no afecte el derecho a la intimidad.

En el análisis jurídico, la proporcionalidad es un principio esencial para medir la legitimidad de cualquier medida que limite derechos fundamentales. La proporcionalidad implica que las medidas sean estrictamente necesarias y que se apliquen bajo condiciones de confidencialidad. En el sector público, donde la transparencia es un principio fundamental, la revelación de salarios se considera menos intrusiva. Sin embargo, en el sector privado, donde los salarios pueden reflejar méritos individuales, forzar la revelación sin matices puede dar lugar a conflictos y malentendidos. En este contexto, una transparencia equilibrada implica respetar la confidencialidad en la medida de lo posible, permitir a los empleados decidir sobre la divulgación de su salario, mantener la confianza y evitar tensiones innecesarias. Esta perspectiva permite preservar el derecho a la privacidad sin comprometer el esfuerzo por reducir la desigualdad salarial.

La Directiva (UE) 2023/970 puede que sea un paso hacia una Europa más igualitaria y transparente en materia salarial, pero su implementación plantea desafíos significativos en cuanto a la privacidad individual. La igualdad salarial entre hombres y mujeres es un objetivo fundamental que merece ser promovido; pero es crucial que las medidas para alcanzarlo no vulneren otros derechos igualmente importantes, como el derecho a la intimidad, ni que este loable propósito sea el pretexto para crear nuevos problemas.

Mi recomendación a las empresas es evaluar sus políticas internas y explorar opciones que permitan conciliar estos dos valores. La privacidad salarial no debe ser vista como un obstáculo a la igualdad, sino como un derecho que debe preservarse con el mismo rigor con el que defendemos la equidad. Al final, es posible promover la igualdad y, al mismo tiempo, respetar el derecho de cada individuo a decidir qué aspectos de su vida personal desea compartir.

¿Qué opinas sobre esta Directiva? ¿Crees que la transparencia salarial debería ser obligatoria en el sector privado? Comparte tus ideas en los comentarios y contribuyamos juntos a este debate crucial

Si tienes dudas sobre cómo la Directiva (UE) 2023/970 puede impactar a tu empresa o quieres asesoría en la implementación de medidas que protejan tanto la igualdad como la privacidad, no dudes en contactarme. Juntos podemos explorar estrategias para asegurar el cumplimiento sin comprometer los derechos individuales.

En Vigo, el 29 de octubre de 2024.

miércoles, 16 de octubre de 2024

¿Estás Calculando Bien el Coste-Comida?

Evita Estos Errores Comunes en Restauración



Una de las preguntas más frecuentes que recibo como consultor en el sector restauración es si se deben incluir gastos como la renta o el alquiler dentro del cálculo del precio de cada plato. La respuesta corta es no. Y aquí te explico por qué.

Entendiendo el margen de contribución unitario:
el
coste-producto como único protagonista

Cuando calculamos el precio que debe tener un plato, el único factor que debemos analizar para determinar el margen de contribución unitario es el llamado food cost o coste-producto. Este término hace referencia únicamente al costo de los ingredientes empleados en la preparación del plato, es decir, el costo de lo que literalmente va en el plato del cliente.

Por lo general, el coste-producto debería representar entre el 20% y el 40% del precio del plato. Un coste producto de entre 20% y 25% puede parecer lo ideal, de hecho lo es, ¡pero cuidado! Puede que tus precios estén por encima de la competencia y estés perdiendo competitividad. En el otro extremo, un coste-producto de entre 35% a 40% puede conllevar una estructura financiera ajustada y afectar sensiblemente tu rentabilidad (según sea la cantidad de veces que ese plato de la carta ha sido vendido). Lo ideal es mantener un coste-producto que se aproxime al 30% para asegurar un equilibrio entre rentabilidad y competitividad en el mercado.

¿Por qué la renta o alquiler no debe incluirse en el coste-producto?

Uno de los errores más comunes es incluir la renta del local en el costo directo de cada plato. Sin embargo, la renta es un gasto fijo del restaurante que, como tal, es constante independientemente de cuántos platos se vendan o cuánto cueste cada uno. La renta debe analizarse por separado, como parte de la estructura de costes fijos del negocio (que tiene su propio criterio de razonabilidad).

Añadir la renta al cálculo del coste directo del plato solo complicaría las cosas porque se estaría distribuyendo un gasto fijo en algo que debería tener una lógica variable, como el costo de los ingredientes.

¿Qué ocurre con la mano de obra o la nómina?

La mano de obra es otro elemento que algunos incluyen erróneamente en el cálculo del coste directo. Aunque a primera vista parece razonable incluir el tiempo que el personal emplea en la preparación del plato como un coste directo, la realidad es que no hay una forma precisa de cuantificar cuánto cuesta preparar cada burger, burrito o cualquier otro plato.

Al igual que la renta, la mano de obra es un gasto fijo cuyo importe varía en función de otros factores y que tiene su propio criterio de razonabilidad, pero que en ningún caso debe considerarse dentro del coste-producto. El salario del personal, incluido el de los socios o propietarios (que deben tenerlo, si trabajan en el restaurante), tiene un impacto importante en la estructura de costes global del restaurante, pero no en el coste directo del producto que sirves.

La importancia de separar los gastos

Es crucial entender que no todos los gastos en un restaurante deben repercutir directamente en el precio de un plato. Los gastos fijos como la renta y la nómina deben considerarse por separado en la estructura de costes, mientras que el coste-producto es el único elemento relevante a la hora de calcular el margen de contribución unitario de cada plato.

Mantener esta distinción clara permitirá al emprendedor gestionar mejor las finanzas de su restaurante y asegurarse de que los precios están alineados con la rentabilidad deseada. Además, evitará cometer errores que puedan afectar la competitividad del negocio.

Conclusión: Enfócate en lo que puedes controlar

Como emprendedor en el sector restauración, entender las diferencias entre gastos fijos y costes variables es esencial para mantener un negocio rentable y competitivo. Recuerda que la renta y la mano de obra no deben formar parte del cálculo del coste-producto, porque no están directamente relacionados con lo que va en el plato. Enfócate en lo que sí puedes controlar: los ingredientes. Y mantén tu coste-producto alrededor del 30% para asegurar un equilibrio saludable en tu restaurante.

¿Tienes alguna duda sobre la estructura de costes en tu restaurante?

¡Deja aquí tus comentarios y podemos verlo en un próximo post! También puedo ayudarte a optimizar tu negocio. Solicita una asesoría personalizada ahora.

En Vigo, el 16 de octubre de 2024.


miércoles, 2 de octubre de 2024

La prevención de los carteles en la contratación pública

 

En los últimos años, la contratación pública en España ha sido objeto de constantes reformas con el objetivo de asegurar procesos más transparentes y competitivos. En mi reciente publicación, "La prevención de los carteles en la contratación pública", que forma parte del primer número del Anuario Iberoamericano de Buen Gobierno y Calidad Democrática, abordo un tema fundamental para el fortalecimiento del buen gobierno: la lucha contra la colusión en los procesos de licitación pública.

La colusión entre oferentes, también conocida como "carteles", es una práctica en la que las empresas se ponen de acuerdo para manipular los resultados de una licitación, generalmente elevando los precios o limitando la competencia. Esto no solo daña el principio de igualdad entre los competidores, sino que genera un impacto negativo en el gasto público y en la eficiencia de los proyectos financiados con fondos estatales.

En mi análisis, propongo reflexionar sobre las limitaciones históricas del marco normativo en España y los avances introducidos por la actual Ley de Contratos del Sector Público. Para ello, trato los siguientes asuntos:

Las deficiencias de la antigua normativa

Hasta la reforma de la Ley de Contratos del Sector Público, la normativa española presentaba limitaciones claras para prevenir eficazmente la colusión. La Disposición Adicional 23ª del anterior Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público no ofrecía mecanismos sólidos para que los órganos de contratación pudieran excluir a los oferentes coludidos. Este vacío legal dejaba el control en manos de las autoridades de competencia, que solo intervenían a posteriori, una vez que los daños ya estaban hechos.

Nuevos mecanismos de control

La Ley vigente, sin embargo, ha introducido herramientas más robustas para enfrentar estos retos. Ahora, los órganos de contratación cuentan con facultades más amplias para detectar y excluir a los participantes coludidos desde el inicio del proceso, mejorando así la prevención antes de que se produzcan efectos negativos.

Prácticas colusorias más comunes

Entre las conductas colusorias que se describen en el artículo, se destacan las ofertas concertadas, el reparto de zonas de actuación y las licitaciones rotatorias, entre otras. Estas prácticas siguen siendo un reto para el Derecho administrativo y requieren una intervención activa para ser prevenidas.

Evaluación de los avances legislativos

A pesar de los avances en la Ley, mi análisis revela que aún existen áreas que necesitan ser fortalecidas, especialmente en lo que respecta a la coordinación entre los órganos de contratación y las autoridades de competencia. Una regulación más proactiva podría evitar que los oferentes coludidos tengan la oportunidad de participar y manipular las licitaciones desde el principio.

Reflexión final:
Un desafío constante para la contratación pública

Mi investigación subraya que, aunque la actual Ley de Contratos del Sector Público ha introducido importantes mejoras en la prevención de carteles, todavía quedan desafíos por superar. El papel de los órganos de contratación es crucial en la detección temprana de comportamientos colusorios y en la exclusión de aquellos actores que intentan manipular el sistema. Sin embargo, la colaboración con otras entidades reguladoras y un enfoque multidisciplinar son claves para que estas reformas logren su propósito.

Mi artículo no solo pretende describir los avances y limitaciones de la ley, sino también iniciar un debate más amplio sobre la importancia de garantizar la transparencia y la equidad en los procesos de contratación pública.

Si deseas profundizar en los detalles de este análisis y explorar las soluciones que propongo, te invito a leer el artículo completo aquí.

En Vigo, el 2 de octubre de 2024.